Hay que reconocer que el tema de la ecología y el “todo verde” puede llegar a agotarnos. Sin embargo el daño que hacemos a la naturaleza con actos tan sencillos como lavar la ropa, es real.
Así que si tenemos la oportunidad de hacer pequeños cambios en nuestras rutinas para reducir esos efectos, conviene hacer el esfuerzo. Más aun si con ello podemos ahorrarnos algo de dinero.
Te proponemos comenzar con pequeños detalles que seamos capaces de incorporar en nuestras rutinas cotidianas e ir avanzando, si nos apetece, hacia acciones más relevantes de forma progresiva.
Tabla de contenidos
Paso 1: La conciencia
Tener en cuenta que lo que hacemos tiene efectos en el planeta es necesario para comenzar a hacer cambios. Estar alertas al hacer la compra, leer las etiquetas de los productos y aprender qué son y cómo afectan a la naturaleza. Preferir detergentes y otros productos que sean más naturales, reciclables, biodegradables o menos contaminantes es un excelente primer paso.
Paso 2: Las alternativas
Cuando hablamos de lavado ecológico de la ropa los detergentes son el invitado principal en el banquillo de los acusados, por eso el segundo paso es considerar sustancias naturales que pueden sustituir al menos parcialmente su uso.
Sólo por citar algunos ejemplos:
- Lavar la ropa usando vinagre y sal en lugar de detergente puede ser todo un descubrimiento para los más desconfiados. También puedes combinarlos con tu detergente habitual hasta dar con la proporción que más te guste.
- Suavizar tus prendas usando bicarbonato de sodio en lugar de suavizantes contaminantes es una posibilidad a tu alcance. Es cuestión de atreverse.
- Ya conversamos sobre las propiedades blanqueadoras del limón y su capacidad para sustituir a la lejía y otros blanqueadores agresivos.
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Paso 3: La transformación ecológica
Solo si en verdad llegas a apasionarte con esto de la vida verde, hay todo un mundo por descubrir en materia de cuidado ecológico de la ropa.
Las alternativas más conocidas incluyen productos como unas “bolas de lavado” que se colocan en la lavadora y hacen el trabajo de limpieza sin usar detergentes, o unas interesantes “nueces de lavado” que son frutos no comestibles con el mismo uso y efecto. ¿Un poco loco, no?